Siempre ha sido así, las luces son las que marcan el inicio de la Navidad, aquí y en todos los lugares del mundo, pero yo no esperaba que fuese justo aquel 27 de noviembre. Recuerdo el día porque aún hoy conservo la multa de autobús que me plantaron aquella mañana. Me acorralaron literalmente, pero... ya sea por mi cara de niña buena :-) o por comenzar ese día la navidad de forma oficial, aceptaron que yo no tuviese DNI y me dedique a mentir en mis datos personales, ahora solo me queda confiar en que nunca llegue a mi la multa. Para los que no lo sepáis, el bus aquí no funciona como en España, tu te montas y un ser superior llamado Atc confía en ti y en el acto de buena voluntad de pagar un euro. Pero... eso es mucho pedir. Puedo decir a día de hoy, que aún pagando la multa de 45€... ahora habrá subido ya a 55€, aún así, sigue saliéndome económico.
El caso es que el día fue una mierda desde mi despertar con resaca y malos pensamientos, no me pregunten el porqué, hasta la tarde improductiva de estudio, pasando por el hecho de continuar sin recibir la beca y no tener un ápice de ganas de comer… Pero a las 6 de la tarde, dispuesta a coger el bus (sin pagar, por supuesto) para ir a casa… todas las luces estaban encendidas y me quede yo ahí, en Rizzoli, mirando la torre iluminada (digamos que Garisenda estas navidades se ha quedado sin luz) y con una cara de inútil felicidad que de repente lo compenso todo.
Ya es Natale en Bologna!!
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