Vuelos... Bologna-Madrid-Oporto... Rita, el vino de Oporto, hostales ¿acogedores?... La Grande Viseu, sus fiestas, su gente, ese sentimiento de apertenencia ( Existe en español la palabra apertenencia? Debería existir) desde el primer instante que pisas un pie en el suelo, cervezas y chupitos a 0,50cnt, deseo, miedos, sonrisas, que tus ojos tengan que ver pizzas maltratadas con kétchup y mayonesa, perdida de pertenencias intimas, de vestuarios varios, comer a las 6 de la tarde, enamorar a alguien... Probar otros sabores. Viseu en mi recuerdo.
Cruzas la frontera. Salamanca una vez más, los pelos de punta, recuerdos pasajeros de hace dos años y medio, la cúpula de la catedral desde lejos, pérdida constante de vestuario. Las deseables. Arturo y su inseparable lacayo, grande. Chema. Sentarse en la plaza mayor... tantos recuerdos. Anhelos. Novios, deseos, besos, enfados, reconciliaciones, miedo, anillos. Fiestas ¿Erasmus?, cocinas... ¿enormes?... "Dime cosas"... Y miles de cosas que recordare siempre... y ahora se me olvidan, la choni de la casa de las Bideseables, la comida vegetariana, la interculturalidad de MJ, los mojitos a las 5 de la tarde, las bicis por los techos...
Salamanca-Valladolid-PALENCIA... Y aquí, ya lo sabéis todo. Y aquí, todo se sabe... Palencia atrapa, a veces tanto, que cuando quieres irte, no te deja...
Esperando mi próximo vuelo...
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